? De Cituita y al cabo de algunos meſes acaban con ella la vida. Muy graues autores dixen, que las heri- das penetrantes en el pecho fon marrales, aũ - que cada dia ſe ve en muchos ſanos de ellas. Si la cura (que yo ahora dire ) ſe les haze, ſanarã muchos mas. Y ſi los que quedar en cõfi Rolas, hizieren la miſma cura, ſanaran fin duda. Yaísi aconfejo á los cirujanos, que por amor de Di os vfen de ella, y ganaran honrra, y dineros. La cura de la herida penetrante del pecho ſe haga de Ra manera, deſde el principio. Acu efien al herido en camiſa ſobre vna meſa, de pechos, y hagale el cirujano tofer quatro ve- zes, y las mas que fueren meneſter, porque e che la ſangre que ya esta fuera de las venas. Si cado poſsible no le que de gota en lo razo dl pecho. Fue Ro vn paño en la herida, y el cubi- erto, t. ette atsi, l.a fta que adetecen la cura Si la ti a es uncha, dente vn punto ó dos, y ba Ra que quede por dõde entre vn dedo. La me el rica tan grueſa, como el Itueco de la tierr- da, y no lea muy larga, ponganle vn ñados de hilo doblado, porque no ſe quede alguna vez dentro. Mojela en clara de hueuo barida, y en pp. 3 |
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