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Advertencias para los confesores de los naturales (Primera parte)
M. Ocharte, 1600.
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los confeflores. I
que desan algunas cosas, o por no dar motel-
tia al padre, y atas no es necellalio repetirlo.
Pero quando e, claramente y conocido pec-
cado mortal, atienda con cuy dado el confeí -
for, fi ausendose confellado el penitente, de lo
que antes deso por vergüenza, el no quererse
. confeller de lo que dió que ya confelio pro
cede de otra cuása verguencão de ignoran-
cia inuencible. Por que si procede de lo pri
mero procuredesenganarle, diziendoletesta
confes sion inualida, mas fi nace de lo tegò
do, entenerecon mucha Paciencias qual deue
tener quien trata con ella pobre gente l el pa
to en que consiste la integridad de la confes-
iios. Y si el ministro por fu parte ha hecho
quanto puede para hazerle revxtras lo ya con-
fellado, y el penitente por fu poca capacidad,
no lo alcanca, ni acaba de entender, y le pa-
recio que cumplia con lo que dizo, ãnque la
confesision fue inualida, no ay obligacion de
iceraria, porque en este caso la ignorancia la
uencible"te es cos. Y pueden y el sion los ta-
les ministros, no solamente no formarfera.
puso en abfoluertes, sino tambien quedar es
jolados, entendiendo que fusabiosocion es
fructuefa, particularmente fi el penitente por