los confeflores. I que desan algunas cosas, o por no dar motel- tia al padre, y atas no es necellalio repetirlo. Pero quando e, claramente y conocido pec- cado mortal, atienda con cuy dado el confeí - for, fi ausendose confellado el penitente, de lo que antes deso por vergüenza, el no quererse . confeller de lo que dió que ya confelio pro cede de otra cuása verguencão de ignoran- cia inuencible. Por que si procede de lo pri mero procuredesenganarle, diziendoletesta confes sion inualida, mas fi nace de lo tegò do, entenerecon mucha Paciencias qual deue tener quien trata con ella pobre gente l el pa to en que consiste la integridad de la confes- iios. Y si el ministro por fu parte ha hecho quanto puede para hazerle revxtras lo ya con- fellado, y el penitente por fu poca capacidad, no lo alcanca, ni acaba de entender, y le pa- recio que cumplia con lo que dizo, ãnque la confesision fue inualida, no ay obligacion de iceraria, porque en este caso la ignorancia la uencible"te es cos. Y pueden y el sion los ta- les ministros, no solamente no formarfera. puso en abfoluertes, sino tambien quedar es jolados, entendiendo que fusabiosocion es fructuefa, particularmente fi el penitente por |